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miércoles, 23 de enero de 2008

1975 (III) Dictadura

Yo realmente no fui consciente de los fusilamientos de aquellos terroristas, ni por supuesto, de la campaña internacional a favor de conmutarles la pena. Ni de los llamamientos del entonces Papa Pablo VI a nuestro Caudillo pidiéndole misericordia y perdón para los terroristas. Todo aquello, como bien sabrán muchos, cayo en saco roto y finalmente los fusilamientos se produjeron.

En septiembre yo había empezado el curso 2º y 3º de E.G.B. a la vez, porque resulta que como mi cumpleaños es en diciembre yo debería de estar en 3º, por lo tanto, llevaba un curso de retraso, pero mi profesora, que seguía siendo Doña Margarita, pensó que bien podría hacer los dos cursos en el mismo año; y así, recuperar el año perdido. Evidentemente fue una buena idea, y a pesar de mi delicada salud y de lo que faltaba, conseguí superar el curso (no se crean que alardeo de genio, o de prodigio o de superdotado, no me considero nada del otro mundo) .

Recuerdo como en años anteriores, mi madre nos compraba la ropa en Simago, siempre a principios de curso. Casi nos vestía de uniforme, los dos chicos iguales y las dos chicas iguales. Por aquel entonces, ya me habían puesto el otro aparato para corregirme los dientes. Mi boca parecía el parachoques de un “600”….y como me daba vergüenza abrir la boca, siempre estaba calladito y con la boca cerrada. Otra cosa que también recuerdo fue como cierto domingo, empezó después del telediario de al mediodía, una serie que duro muchos años y que marco mucho, “la casa de la pradera”, con el casi angelical Michael Landon…..

No recuerdo nada en especial de ese mes de octubre, solo que a finales, empezaron las noticias sobre el estado de salud de Franco, aquel “ancianito” que salía de vez en cuando por televisión y que su retrato estaba en la pared de clase, arriba del encerado, al lado del crucifijo. Parecía que estaba muy malito, y yo, pensaba que si le estarían poniendo inyecciones como a mi. A primeros de noviembre, fuimos al cementerio a ponerle flores a Emilia, y vaya cambio, el cementerio, algo tan frío y gris, de repente en esas fechas, debido a la festividad de todos los santos, estaba saturado de flores y colorido, y aunque parezca un contrasentido, lleno de vida. Parecía un bonito jardín. Muchos años después, el primer año después de la muerte de mi padre, fui también por esas fechas al cementerio y tuve esa misma sensación, casi se me saltaron las lágrimas….

Más o menos a mediados de noviembre, en casa ya mis padres parecía que hablaban más de política sin ningún tipo de miedo; aunque claro esta, yo no entendía nada de lo que hablaban. Decían una y otra vez que “ya había muerto, pero que lo tenían enchufado a una máquina”….recuerdo como por televisión salía también un hombre bastante alto, joven, con algunas entradas en la frente y que era el que llamaban “el Príncipe de España, Don Juan Carlos” que iba a visitar al Caudillo. No se realmente porque, pero mis padres cada vez que salía Don Juan Carlos, se reían y diría yo que casi se burlaban de él. Visto con la perspectiva del tiempo, en aquellos momentos, un “sucesor” designado por Franco, no inspiraba la confianza de la gente de la oposición.

Finalmente, el 20 de noviembre, curiosamente el mismo día que murió Jose Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, único partido político legalizado en tiempos del Caudillo, y base ideológica del régimen; moría Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios…..Por eso, existía (y existe todavía) la creencia de que lo mantuvieron con vida artificialmente para que coincidiera la fecha. Recuerdo como salio en televisión Carlos Arias Navarro, el presidente del gobierno, con la voz entrecortada, casi lloriqueando, diciendo aquello de: “Españoles, Franco ha muerto”.

Durante aproximadamente una semana que duro el luto oficial, no hubo colegio. Creo que eso es lo más divertido que recuerdo; porque por lo demás, no lo fue tanto. Cines, teatros y demás lugares de ocio, cerraron sus puertas. En televisión la única programación que ponían, eran documentales sobre la vida del Caudillo, o bien, sobre la guerra civil. Ponían a veces, películas, por supuesto, bélicas; música sacra y por supuesto, las continúas retrasmisiones. Primero, la capilla ardiente, donde parecía desfilar “toda España”. También recuerdo la toma de posesión de Don Juan Carlos, desde entonces, el rey Juan Carlos I, desde las Cortes (lo que es ahora el congreso de los diputados) y recuerdo el funeral del Caudillo. Aquel desfile por la Castellana, con el féretro cubierto con una bandera y en una plataforma con ruedas tirada por caballos….

Después de todo aquel acontecimiento tan importante, poco a poco fuimos volviendo a la normalidad de todos los días, mi padre siguió trabajando en su taller, duramente para sacar adelante a su familia. Mi madre, cuidándonos y llevando la casa; y yo, volví al colegio, aunque por poco tiempo, ya que en pocas semanas tendríamos las vacaciones de Navidad. Por aquel entonces, mi madre me indujo a una afición que todavía conservo, me dio un sobre con unos cuantos sellos y me dijo de coleccionarlos. El día de mi cumpleaños, el regalo de mi madre consistió en dos series de sellos que acababan de salir al mercado, una serie de uniformes antiguos militares y los primeros sellos con la efigie de Juan Carlos I, rey de España (todavía conservo aquellos sellos…..) Otra novedad fue que unos días antes de vacaciones, en el colegio, sustituyeron las fotos de Franco y de Jose Antonio, por la foto del Rey, y también pusieron unos textos que decían “testamento político de Francisco Franco”…..

Aquellas Navidades las recuerdo con cierta tristeza, eran las primeras sin Emilia. Como novedad, vino a cenar mi abuela Concha….y como de costumbre, vino peleándose con mi padre. Recuerdo que a diferencia de Franco, el Rey dio su mensaje en nochebuena y no en nochevieja. Salía en la televisión, con la Reina Sofía y con sus hijos, las Infantas y el ahora Príncipe de Asturias, Felipe. Recuerdo que había leído que Felipe, el Príncipe, tenia más o menos mi edad, que yo era mayor que él solo un mes. Esa nochevieja, recuerdo que mis padres decidieron no salir, y que se quedaron en casa, con nosotros, y que yo no me acosté hasta muy tarde viendo el programa especial de fin de año…..ya había comenzado 1976…..

viernes, 11 de enero de 2008

1975 (II) Calor

Recuerdo que aquella primavera y verano fueron muy calurosos, y yo, seguía con mis ataques fuertes de asma. El año 75 lo recuerdo como uno de los peores de mi enfermedad, de hecho, falte muchísimo al colegio y gracias a Doña Margarita, mi profesora, pude aprobar. En aquella primavera, cierta mañana me desperté con los ojos muy hinchados, algo enrojecidos y recuerdo que me picaban mucho. Era domingo y un amigo de mi padre, Paco “el canuto” venía a casa a comer y a presentarnos a su novia. Era una preciosa chica pelirroja, llamada Colette y de nacionalidad irlandesa. Colette se paso la tarde quitándome de los ojos, con un pañuelo, las legañas que se me formaban. Unos días después nos fuimos al médico (estábamos allí, día si, día no…) y me dijo que tenia una conjuntivitis primaveral alérgica, me mando un colirio y me dijo que no era bueno que tuviese los ojos al contacto con la luz del sol. Así que nos recomendó que utilizara gafas de sol. Ahora quizás ver a niños con gafas de sol es común, pero en aquella época no lo era tanto. Mi padre tenia un amigo que era camionero y le trajo unas bonitas gafas Ray-Ban, las de piloto, montura dorada y cristal verde. Eran de la talla pequeña, de niño. Aquellas gafas las lleve hasta 1984 aproximadamente; el año pasado, buscando en un cajón en casa de mi madre, las encontré en su funda, los cristales algo rayados y la montura algo deformada, pero ahí estaban. Desde entonces, fui el chico de las Ray-ban….



Recuerdo que en aquella primavera estrenaron una serie en televisión, la ponían justo después del telediario, y claro, a esa hora se suponía que yo tenia que estar en el colegio, pero como estaba en casa, enfermo, la podía ver. Se llamaba Espacio 1999 y trataba sobre una base que existía sobre la Luna; y que debido a una explosión nuclear, la Luna abandonaba su órbita para vagar por el espacio…..

Otra cosa que recuerdo con gran cariño son las reuniones de una línea de productos para el hogar que se vendían en aquellas reuniones. Creo que se llamaba Starhome o algo similar. Venia una mujer, llamada Cari, y se organizaban en una casa. Se preparaba café y algo de pastas, y venían las vecinas a casa. Ella mostraba los productos, y los catálogos y se tomaba nota de los pedidos. Algo así pasaba también con los cosméticos de AVON. Recuerdo todo esto, porque alguna tarde que otra, debido a que no podía ir al colegio, estaba en casa, y mi madre, celebro alguna de esas reuniones. Creo que yo fui a veces más el centro de atención que los productos que se vendían. Hace poco, en la calle donde trabajo, en una panadería, vi a Cari, muchísimo más mayor; no le dije nada por vergüenza y porque quizás ni se acordará de mi familia y de mi.

Mi madre, ya en verano, se había quitado el luto por la muerte de su abuela, Emilia. Emilia había sido para ella como una madre, ya que su madre había muerto al año y medio de nacer mi madre. Cierto sábado por la tarde, fuimos al cementerio, a poner unas flores en la tumba de Emilia. Mi madre llevaba un pantalón vaquero de campana y unos zapatos de plataforma, enormes, parecían unos zancos. A la salida del cementerio, nos fuimos a un bar a tomar un café y a la salida, mi madre dio un traspiés y se callo de bruces al suelo, estropeándose la rodilla. Ella se puso a reírse, ya que dijo que quien la viera en el suelo, a la entrada de un bar, pensaría que había estado bebiendo….

Como creo que ya he dicho en otros artículos, en casa apenas se hablaba de política y aunque no recuerdo mucho, si que es cierto que en esa época en los telediarios se hablaba mucho de ciertos términos que yo no llegaba a entender muy bien: “Elementos subversivos” , “conspiración judeo-masónica”, “terroristas bajo las ordenes del comunismo internacional”….Ante aquellas palabras, siempre recuerdo la expresión de mis padres, que se miraban y soltaban un “hum,hum”…..

En Agosto, vinieron mis abuelos de Sevilla, con mi tía Mary, como todos los veranos. La novedad fue que aquel año no pudieron alquilar el apartamento en la urbanización Casa Bonita, como todos los años. Tuvieron que conformarse con un apartamento, que daba justo enfrente de una sala de conciertos que había en Campello llamada “El Gallo Rojo”. En verano, en aquella sala, daban sus galas lo mejor del panorama musical español. Recuerdo en concreto un fin de semana, que venia a actuar Camilo Sexto (nuestro particular Jesucristo Superstar) Recuerdo como mi tía fue a verlo. También recuerdo de ese fin de semana como en la playa, había un fuerte temporal de viento, con unas olas enormes, y que estando en la orilla de la mano de mi abuelo, un fuerte golpe de mar nos consiguió tirar al suelo. Recuerdo también como mi tía contó que había ido al cine de verano y había visto una película que le había impresionado mucho. Ya le había advertido mi abuelo que no fuera a verla, era “El exorcista”.

Y hablando de cine, creo que ya fue para septiembre, cierto sábado por la tarde, mi padre nos llevó a mi hermana Elisa y a mi al cine. Era la primera vez que íbamos al cine, nunca habíamos estado antes en el cine. Recuerdo como me impresiono el cine por dentro. Era la sala llamada “Ideal”, de principios de los años 40, con sus palcos como si fuera un teatro. Recuerdo también la enorme lámpara que había en el centro del techo, de cristales. Quizás mi padre no lo pensó, pero creo que la película que fuimos a ver no era la más indicada para dos niños de 7 y 6 años, la película era “Tiburón”…..Cuantas noches pase sin dormir pensando que el tiburón estaba acechándome alrededor de mi cama.




Y también recuerdo que algo fuerte paso, ya que se notaba que había mucha policía por la calle, de la expresión de susto de mi padre cuando llegaba a casa y preguntaba a mi madre: “¿están los chiquillos en casa?”; de cómo mi madre en esos días hacia acopio de víveres; creo que dejo las estanterías del supermercado de Adela vacías de latas de conservas y de cómo cierto día, mi padre le dijo a mi madre: “al final los han matado….”

jueves, 6 de diciembre de 2007

1975 (I) Muerte

El año 75 no empezó nada bien, Emilia, mi bisabuela, enfermó y durante aquellos primeros meses del año, recuerdo un ir y venir de familiares, tíos de mi madre, por casa. Mi bisabuela tenia un “bocio”, una especie de bulto en el cuello, creo que debido a la tiroides o algo así. Ese bulto en esos días empezó a crecer y según parece era imposible una operación, debido creo yo, a la avanzada edad de mi bisabuela, 83 años. La última vez que la vi en casa, unas semanas antes de morir, estaba medio atontada y tenia un vaso con un café con leche y casi se le cayo de las manos. Fue un fuerte impacto ver a una mujer, que apenas unas semanas atrás, tenia una salud de hierro y una fuerza vital increíble. Los últimos días de su vida los paso en el Hospital Provincial, un edificio del siglo XIX, bastante bonito, por cierto (ahora es el museo arqueológico de nuestra ciudad). Recuerdo que un día me dejaron entrar con mi madre a ver a Emilia. Recuerdo unas enormes escaleras, y luego una sala con un montón de camas en hilera, y en una de ellas, estaba ella, con su gafas de pasta y su bolsa de labores, tejiendo creo que una bufanda para mí. Al domingo siguiente, nos quedamos con mi padre en el aparcamiento, y ella salio con mi madre a una especie de mirador que había en el segundo piso y nos saludo con la mano; ya nunca volvimos a verla. Murió el 5 de marzo de 1975.
Recuerdo aquella mañana como me desperté y oí los gemidos y lamentos de mi madre, llorando; creo que nunca había visto a mi madre llorar. Durante unas semanas empezamos a ir al cementerio a ponerle flores y recuerdo como me impresiono el lugar; no me desagrado, simplemente me sorprendió, quizás el morbo de pensar que aquello estaba lleno de cadáveres. Lo cierto y verdad es que durante unos meses, a veces en casa, me parecía oír los pasos de Emilia por el pasillo, a veces salía corriendo pensando en que podría ser ella, que había vuelto. A partir de entonces, los dos chicos, mi hermano Fernando y yo, pasamos a ocupar la habitación de Emilia, y Elisa y Verónica, se quedaron para ellas solas con la habitación donde dormíamos todos los hermanos. Mi padre le vendió el 1500 a un amigo que tenia un lavadero de coches justo enfrente de su taller, por lo que aquel 1500 lo seguí viendo durante un montón de tiempo. Fue por aquel entonces que paso algo también poco usual, y es que ya después de semana santa, mi padre un día no fue a trabajar. Cuando volvimos del colegio, mi padre seguía en la cama, y recuerdo como por la tarde llego un médico y le puso una inyección. Exactamente no se que enfermedad tuvo mi padre, se que estuvo 3 ó 4 días en cama, lo que si que se es que a partir de entonces, no probo el alcohol. Empezó a beber cerveza sin alcohol. En alguna celebración, Navidad, o en alguna boda, bebía vino con la comida ó cena, pero quitado eso, el resto, nada.
En esos días de la enfermedad de mi padre, compramos una televisión pequeña para el dormitorio de mis padres, con su antena portátil. Y recuerdo también que compramos un sifón, lo llenábamos de agua, y por abajo, con una especie de botellines de gas, cargábamos el gas.
Una noche, mi padre llego de trabajar a eso de las 10 menos cuarto, y venia con mucha prisa, quería cenar rápido y ver en televisión una obra de teatro, y recuerdo unas palabras que me parecieron muy raras en aquella época. “dicen que esta obra de teatro tiene un mensaje político”. Yo me quede pensando: “¿Qué coño es la política, que todo el mundo habla de ella últimamente?”. Ni mi madre ni yo hemos podido recordar cual era aquella obra.

Pero quizás lo que más me impacto fue cierto día que regrese del colegio a eso de las 12 de la mañana, y volví a casa a esperar la hora de la comida. Normalmente comíamos sobre las 13.30 aproximadamente. En aquella época, Televisión Española no emitia nada por la mañana, las emisiones empezaban más o menos sobre las 13 horas. En aquella época a esa hora, ponian una especie de “magazine” con gente de más o menos actualidad y actuaciones musicales; y que lo presentaban Jose Luis Urribarri e Isabel Tenaille….no recuerdo muy bien el título del programa. Ese día en concreto, Urribarri presento a una cantante que iba embutida en una especie de mono de cuero (o por lo menos, eso parecía), con una melena tipo “garçon” rubia platino y en una extraña posición. Recuerdo hasta el comentario jocoso de Urribarri diciendo”….se ha pasado una semana, no en esta posición, por supuesto, sino promocionando en España su último disco….” Empezó la canción y aquella mujer, guapa, la recuerdo muy guapa, bailaba de una forma que nunca había visto antes moverse a nadie. Era Rafaella Carra cantando su famoso “Rumore”……