A principios de septiembre había oído la noticia de que el profesor Ballard había descubierto en el Atlántico Norte los restos del naufragio del Titanic. Aquel barco me tenía encandilado desde bien pequeño, y aquel hallazgo me ilusiono sobremanera. Imagine que el barco descansaría intacto en el fondo marino, y albergaba la vana esperanza de que quizás, ahora que lo habían encontrado, lo pudieran “rescatar”. Recuerdo también que por aquellas fechas se estreno una serie en televisión protagonizada por Michael Landon: "Autopista hacia el cielo", iba de un ángel que viene a la tierra a ayudar a personas....un argumento muy pueril...como la serie en si.....
En cuanto a mi trabajo, en aquella época ganaba unas 45.000 pesetas al mes, dinero que entregaba en su totalidad a mi padre. Mi padre me asignaba una cantidad semanal para la gasolina de la moto y mis gastos. No recuerdo muy bien la cantidad, pero me suena que estaba en torno a las 2.000/3.000 pesetas a la semana. Como no fumaba ni tenia grandes vicios (alguna cervecilla con los amigos, pero poco más) con ese dinero me sobraba. Algunos meses había algún extra que mi padre me financiaba, como el seguro de la moto, o si me compraba algo de ropa. Recuerdo que ese otoño me compré un precioso abrigo largo, de lana virgen, en tela de “pata de gallo” gris, muy a la moda y que me costo unas 9.000 pesetas; eso si, iba hecho un pincel. En la oficina había conseguido quedarme con el puesto de “jefe de máquinas”. Juan, mi compañero, había delegado en mi la responsabilidad del mantenimiento de los ordenadores, y yo reconozco que aquello se me daba muy bien. Hice un cursillo sobre el nuevo ordenador en Fujitsu España y aprendí algo de programación en Basic. Pero lo más importante era que tanto mis jefes como nosotros nos preparábamos para todas las reformas fiscales que entrarían en vigor a partir del 1 de enero de 1986, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea traía consigo un nuevo modelo fiscal y con ello un nuevo impuesto: el I.V.A. (impuesto sobre el valor añadido). Pero lo que de verdad me tenía absolutamente absorbido y obsesionado era que en diciembre cumpliría los 18 años, que además de ser mayor de edad, me podría sacar el carnet de conducir. Como unos meses antes del verano, mi padre me sorprendió un día en el taller diciéndome que me había comprado un coche. Era un 600, del año 1967 (o sea, que tenia los mismos años que yo) y que un amigo suyo se lo había regalado, por no tirarlo al desguace. El coche tenia un fuerte golpe en el morro y mi padre me dijo, al ver mi cara de decepción al ver el estado del coche: “no te preocupes, hasta que te saques el carnet, podemos ir arreglándolo y verás que bonito se va a quedar”. El caso es que mi padre no se equivoco, aquel verano, lo llevo al chapista y ese otoño, el coche estaba casi terminado, a falta de algunos detalles. Estaba ansioso por que llegará el momento de ponerme al volante de aquel pequeño coche. Durante todo ese año, mi padre me hacia levantarme los domingos a eso de las 8 de la mañana y nos íbamos al final del Polígono de Babel, en la zona de las naves industriales a practicar con el Seat 124 que tenía mi padre por aquel entonces. Recuerdo lo dura que estaba la dirección de aquel coche, los callos que me salían en las manos de pasarme horas y horas haciendo maniobras de aparcamiento. Aun recuerdo uno de los primeros días al volante que mi padre me dijo: “¡frena!” y le di tal pisotón al pedal, que el coche freno en seco y mi padre apareció debajo del salpicadero diciéndome: “¡chico!, pero no tan fuerte, que casi me matas!” Creo que en aquella época a mi padre se le puso el pelo mucho más blanco….Después de las clases, algunos domingos me iba con él al Tiro Olímpico y a veces me dejaba disparar aquellos pistolones que tenia mi padre. Ese año se aficiono a la categoría de avancarga, que eran aquellas pistolas y revólveres de mediados del siglo XIX que todavía se cargaban por el cañón, como los trabucos. Si no recuerdo mal, en aquella época participo en varios certámenes provinciales y regionales quedando, creo recordar, tercero de la Comunidad Valenciana en esa categoría.
En noviembre, entre mis clases de conducción y mis cervezas con mis amigos, seguía trabajando en la oficina. En casa las cosas más o menos iban bien, aunque mi padre no conseguía llegar a fin de mes, ya que su negocio, en el que durante todos estos años había puesto todas sus ilusiones, cada día iba peor. La gente en aquella época empezaba a tener otro status social y se compraba coches nuevos, los cuales, para su mantenimiento, los llevaba a los servicios oficiales de cada marca. El pequeño taller mecánico de toda la vida, había pasado a segundo plano. La gente ya no quería coches viejos que mantener, con lo cual, mi padre cada vez tenía menos trabajo. Recuerdo que en ese mes, en Colombia, hubo una inundación a causa de un volcán, “Nevado del Ruiz”….. Recuerdo todas aquellas noticias de la catástrofe, y recuerdo aquel reportaje del programa Informe Semanal, donde aparecía una niña de aproximadamente 13 años, atrapada por unos escombros y que después de no se cuantas horas de sufrimiento, moría. Recuerdo que aquel reportaje de Televisión Española fue premiado internacionalmente, recuerdo que durante aquellos días, la historia de aquella niña me sobrecogió.
De aquel diciembre recuerdo muchas cosas. A principios de ese mes, mis padres se fueron a Sevilla, Mary, mi tía, se casaba con José. Recuerdo como me hubiera gustado ir a la boda, pero el caso es que ir toda la familia era casi imposible, y además, Tatiana y Alejandro, mis hermanos pequeños, eran casi unos bebés y hacer aquel viaje hubiera sido todo un lio. Mis padres decidieron ir ellos a la boda y dejarnos a Elisa y a mi al frente de la casa. Recuerdo como ese fin de semana vinieron Dany, Pilar y Bea a casa, y vimos la serie de televisión “V” a la que estábamos enganchadisimos. Mi madre se había comprado un precioso vestido para la boda, pero mi padre llevaba un traje que ya se había puesto en alguna que otra ocasión, pero como en diciembre, en Sevilla hace frio, le preste mi abrigo nuevo para que se lo pusiera encima de su traje. La verdad es que le sentaba estupendamente….. El jueves 18, mi cumpleaños, Dany me esperaba con el Vespino de Pilar en la puerta de la oficina a eso de las siete de la tarde, que era la hora que yo terminaba de trabajar. Cuando salí del trabajo, nos fuimos con las motos a casa de Pilar, donde estaban Bea y mi hermana Elisa, esperándonos. Yo me encontraba un poco raro, y quizás algo alicaído, pero por otro lado me hizo mucha ilusión que ellos se acordarán de mi cumpleaños. Estando en casa de Pilar, llego una prima de ésta, y traía unos llaveros de cuero, con dibujos de los personajes de Mafalda y que vendía para recaudar fondos para su viaje de fin de curso. A mi me gusto uno en el que salía Guille, el hermanito de Mafalda, y recuerdo como todos me dijeron: “venga, te lo regalamos porque es tu cumple….” En aquel momento pensé que aquel llavero sería para llevar las llaves del 600…., y que desde ese momento, bautice como “el Guille”. Ese año en mi trabajo dejaron de darnos la típica cesta navideña, por lo que me sentí un poco mal, ya que en casa nunca habíamos tenido cesta de navidad, y cuando dos años antes empecé a trabajar y el primer diciembre que trabajaba aparecí con mi primera cesta, fue una gran ilusión, creo que no cabía por la puerta….me sentía tan feliz de aportar algo a casa….Recuerdo como unos días antes hacíamos planes para Nochevieja, a ver si nuestros padres nos dejaban salir, a donde iríamos a pasar la velada y con quien iríamos. El caso es que al final montamos una especie de fiesta en un piso de los padres de Pilar, donde al final nos juntamos un montón de gente, amigos del instituto de Pilar y de Dany. Aquello me hizo mucha ilusión porque era la segunda Nochevieja de mi vida en la que iba a salir por ahí. Recuerdo que cenamos en casa y que después de las uvas, nos fuimos al piso. En aquella fiesta bebimos muchísimo, y lo pasamos realmente bien, aunque debo reconocer que a mi se me fue un poco de las manos. Acabe de charla (bueno por llamarlo de alguna manera) con una gente que no conocía muy bien, y en cierto momento de la noche, recuerdo que hice una estupidez, y fue decirle a Bea que si quería salir conmigo. Ella me rechazo del tirón, quizás porque yo no iba muy bien, o quizás porque en realidad tampoco le puse mucho interés. Seguí bebiendo, bailando y haciendo el “bandarra”, hasta que de repente, me sentí muy mal y Dany y Pilar me encerraron en una habitación para que se me pasara la cogorza que llevaba. Recuerdo que empezó todo a darme vueltas y empecé a sentir ganas de vomitar, pero como estaba encerrado, al final, no pude contenerme y vomite en aquella habitación. Al rato, cuando vinieron a ver como me encontraba, se encontraron con los restos de mi cena, y yo me sentí fatal. Al final de la noche, ya casi amaneciendo, ya casi estaba repuesto, desayunamos los típicos churros con chocolate y Elisa y yo regresamos a casa en mi moto. Mi padre, algo cabreado, nos esperaba, pero mi madre tercio por nosotros: “Jose, déjalos, son jóvenes, se tienen que divertir, es Nochevieja…..” recuerdo que me acosté, que me dormí enseguida, pero que a eso de las 12 de la mañana del 1 de enero de 1986, me desperté para ver el Concierto de año nuevo desde Viena, como siempre……pero con una resaca y un mal cuerpo…..
Pd: No me desilusiono que Rock Hudson fuera homosexual, yo lo recordaba en aquella mítica serie de 1974, “El comisario Mcmillan y Esposa” de y como me gustaba. Su “esposa”, la actriz Susan Saint James, los comentarios de su criada “Mildret”, y como no, el MG TD de la Sra. Mcmillan….En la actualidad, los mensajes de móvil que le mando a mi gran amiga Mª Jose los firmo: “Besos, Rock….”
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