viernes, 17 de octubre de 2008

1976 (V) Cacahuetes made in USA

A mediados de septiembre empecé 4º de E.G.B., y estrene nueva profesora. Me tuve que despedir de los mimos de Doña Margarita. Mi nueva profesora creo que se llamaba Doña Amparo, aunque no recuerdo muy bien su nombre. El caso es que me era antipática. Venia siempre su marido a recogerla en un RENAULT R-12 de color verde oscuro. Recuerdo como un día me saco a la pizarra para que resolviera una división con dos números en el divisor y que yo todavía no sabía muy bien como hacerla. Recuerdo el mal trago que pase pensando en que me iba a castigar. Tengo que reconocer que la mujer no me castigo y creo que al final de todo, no fue tan mala profesora.


Ese año, como novedad, en vez de comprarnos la ropa para el curso en SIMAGO, mis padres nos la compraron en los grandes almacenes GALERIAS PRECIADOS, que llevaban aproximadamente un año abiertos aquí en Alicante. Mis padres un sábado por la tarde, se habían sacado la tarjeta de compras de los grandes almacenes. Aquel establecimiento era enorme en comparación a SIMAGO. Recuerdo que toda aquella ropa la compramos a plazos, en lo que ellos denominaban un “Credi-moda”. El material escolar lo compramos en una papelería que habían abierto, justo en la plaza principal de San Gabriel, enfrente del colegio y la iglesia. En aquella papelería, tenían sobres con sellos variados de distintos temas, especiales para coleccionistas, con lo cual, pude ampliar bastante mi colección de sellos. Entre los sellos que conseguí en aquella época, había uno que me gusto mucho, salía un billete de dólar antiguo, y era de una serie conmemorativa del 200 aniversario de la declaración de independencia de los Estados Unidos…en 1776. En Estados Unidos precisamente, estaban en aquella época de elecciones. Hablaban mucho del que seria después presidente, un tal Jimmy Carter. Según decían, tenía una plantación de cacahuetes. Recuerdo aquel hombre, con aquella sonrisa y aquellos dientes….El caso es que a mi me gustaba Betty Ford, la mujer del entonces todavía presidente, Gerald Ford. No se, la vi en unas imágenes y me resulto simpática. Por lo que he leído después de ella, me parece alguien interesante. Y Alguien de quien se hablo mucho por aquella época fue de Mao, el poderoso líder chino que falleció el 9 de septiembre de aquel año. A mi me parecía un chino bastante feo….

En ese otoño mi padre empezó una afición que nos trajo un buen disgusto. Con unos amigos se iban de pesca, pero no a la costa, como mucha gente, sino con una pequeña barquita con un motor fuera-borda, se internaban mar adentro, a unos aproximadamente 3 ó 4 km. y allí paraban el motor y se ponían a pescar. Solían salir del puerto deportivo de La Albufereta, en una pequeña barca de apenas 4 metros de eslora. Normalmente iban Antonio Murcia, un amigo de mi padre, Fele y mi padre. Salían por la tarde-noche de los viernes o sábados, y poco antes del amanecer, regresaban a puerto. Cierto día, domingo, mi madre empezó a preocuparse porque ya estaba bien entrada la mañana, y mi padre no había regresado todavía. Subió a casa de Fina, nuestra vecina de arriba y única en el edificio que tenia en aquel entonces teléfono. Llamaron a la Guardia Civil y denunciaron la desaparición de Antonio y de mi padre. Recuerdo ese día, algo nublado y con una espesísima niebla, que según parece, ese fue el motivo de la desaparición de mi padre. Me acuerdo de aquellos Guardias Civiles que se presentaron en casa, del ir y venir constante de vecinos por casa, del estado de nervios de mi madre, del comentario de Maruja, nuestra vecina de abajo, diciendo aquello de “estarán donde Cristo perdió la alpargata”….En la madrugada del domingo al lunes, sobre la 1.30, mi padre entro en casa. Al día siguiente nos contó su odisea, en alta mar, se levanto una niebla tan espesa que ni tan siquiera podían verse Antonio y él, en aquella barca de apenas 4 metros. Que sin instrumentos de navegación, sin radio y sin tan siquiera una socorrida brújula, decidieron no arriesgarse a dar vueltas y con ello quizás adentrarse más en el mar. Se quedaron quietos, a la deriva. El tiempo transcurría hasta que en medio de aquella niebla escucharon un sonido de un barco cercano. Decidieron encender el motor y salir a su encuentro. Afortunadamente lo encontraron, un carguero que iba en dirección a Valencia, al verlo, lanzaron una bengala, y el barco les auxilio. Los remolcaron hasta el cercano puerto de Santa Pola, donde ya pudieron desembarcar, e imaginándose el infierno de sus seres queridos y que habrían denunciado su desaparición, se dirigieron inmediatamente a la Comandancia de Marina…..



Toda una odisea como he dicho antes, pero a pesar de aquello, mi padre siguió saliendo a pescar, eso si, con brújula, alimentos de sobra, e incluso en la última barca que tuvo, llevaba una pequeña emisora de radio…….

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