Fenómenos Paranormales

Ayer pensando en mi blog, considere necesario darle un toque un poco más desenfadado. Ya aviso en mi perfil que soy algo pesimista, y que últimamente estoy en la pre-crisis de los 40, pero entre las cosas que necesito recuperar es mi sentido del humor. Voy a relatar una anécdota que me paso con unos muy buenos amigos míos, y que a pesar de haber pasado muchos años de aquello, todavía al recordarlo me produce un ataque de risa. Isamar y Arturo son dos buenos amigos, desde el instituto, por eso cuando me dijeron que se casaban, me alegre mucho. Isamar es una mujer muy detallista, muy cumplida con su gente, quiso invitar a su boda a una antigua compañera nuestra, de nombre Luisa. Yo con Luisa había seguido manteniendo el contacto, por eso Isamar me pidió si los podía acompañar a casa de Luisa para darles a ella y su marido, la invitación a la boda. El caso es que Luisa vive en las afueras de la ciudad, en una zona residencial, con un alto porcentaje de extranjeros, ya que son viviendas para disfrutar del verano. Para llegar a su casa, hay que subir una cuesta bastante pronunciada, de aproximadamente 2 km., y por si fuera poco, con un par de curvas bastante cerradas. Era de noche, sobre las 9, casi a principios de primavera, y cuando iniciamos la subida por aquella cuesta, Arturo nos contó que esa cuesta tiene un historial de fenómenos extraños, y que en un lugar determinado de la cuesta, si paras el coche, en vez de por la ley de gravedad, irse para atrás, se queda quieto. Isamar y yo lo miramos con cara de escepticismo; vamos que no nos lo creímos. El caso es que Arturo, que es algo cabezota y al ver nuestras caras, decidió comprobar si era verdad aquello, y a mitad de cuesta, paro el coche….nos aviso, y dijo, “…ahora voy a soltar el freno a ver que pasa…” Como era LOGICO, el coche salió disparado para atrás, y no por ninguna fuerza extraña, sino por la ley de la gravedad….y por más que intentamos reprimirnos, Isamar y yo estallamos en sonoras carcajadas; pero no contentos con aquello, entre risas, yo empecé a tararear la música de la serie “Expediente – X”, aquello provocó todavía más carcajadas, ante la cara de cabreo-decepción de Arturo, y entonces pronuncie, como en la serie, las palabras “Fenómenos para-anormales” (debo de reconocer que a veces soy un poco cabroncete…) A los pocos minutos, llegamos a casa de Luisa, que al contarle el “fenómeno”, tampoco pudo reprimir el ataque de risa, y lo que nos producía más risa todavía era la cara de cabreo de Arturo. En fin, espero que disfrutéis al leerla lo mismo que disfruto yo al recordarla. Larga y próspera vida.