Decir que los españoles de hace un par de décadas no eran racistas seria mucho decir; además siempre habrá alguien que me preguntaría, y con mucha razón “¿si, y con los gitanos?”….y yo no voy a utilizar la excusa barata de “si, pero aquí a los gitanos no les hacemos lo mismo que a los negros en los Estados Unidos….”
El caso es que hace algo más de un par de décadas, ver por la calle a un negro o un musulmán era extraño, casi raro. Cuando allá por el año 1978 nos mudamos a nuestra casa actual, en la Plaza de la Viña, mis padres nos advirtieron: “Tenemos unos vecinos que son de color, porque son de Guinea, así que comportaos bien con ellos” Aquella advertencia creo que fue más por la extrañeza como he dicho antes, que por racismo. De hecho, este matrimonio tenía dos hijos, Joaquín y Aurora, que inmediatamente de mudarnos a vivir allí, hicimos mis hermanos y yo amistad con ellos. Fue hasta tal punto esa amistad, que ellos, se pasaban las horas en nuestra casa; sus padres trabajaban los dos y de alguna manera sabían que estando con nosotros en mi casa y con mi madre, estaban tranquilos. Alguna que otra vez, a Joaquín o a Aurora, se les escapaba un “mama” a mi madre. Una tarde, nos fuimos caminando hasta un barrio cercano, donde mi padre tenía su taller. En la calle anterior hay una gran plazoleta, con columpios y demás artilugios para la diversión infantil. Mi madre se sentó en un banco, con una bolsa con los bocatas de la merienda; y nosotros nos pusimos a jugar. Imagínense en la España de 1979, cuatro niños más bien blanquecinos y flacuchos más otros dos de color…negro, negro, jugando todos juntos en una plaza y pidiéndole la merienda a una mujer blanca.
Mi madre es una mujer con mucho carácter, yo diría que a veces demasiado; algunas veces consigue sacarme de mis casillas (creo que es de las pocas personas que lo consigue…), pero otras veces, reconozco que me tengo que reír con ella. Mi madre recuerda que aquella tarde, mientras nosotros jugábamos y ella estaba tranquilamente sentada, que en los bancos de enfrente, había 2 mujeres que nos observaban a nosotros con cara de estupor, y que miraban a mi madre con la misma expresión. Según me cuenta mi madre, pasado un rato, una de aquellas mujeres no resistió más, y se levanto y se acerco a mi madre preguntándole: “Señora, ¿son todos hijos suyos?” Mi madre, rápida en reflejos le contesto tajantemente: “por supuesto”. La cara de la mujer era un poema, y en vista de aquella contestación, la mujer le volvió a preguntar: “Y ¿Cómo es su marido?” Mi madre que tiene ese sentido sarcástico del humor que nos caracteriza a todos le contesto: “Mi marido es a cuadros…… “
El caso es que hace algo más de un par de décadas, ver por la calle a un negro o un musulmán era extraño, casi raro. Cuando allá por el año 1978 nos mudamos a nuestra casa actual, en la Plaza de la Viña, mis padres nos advirtieron: “Tenemos unos vecinos que son de color, porque son de Guinea, así que comportaos bien con ellos” Aquella advertencia creo que fue más por la extrañeza como he dicho antes, que por racismo. De hecho, este matrimonio tenía dos hijos, Joaquín y Aurora, que inmediatamente de mudarnos a vivir allí, hicimos mis hermanos y yo amistad con ellos. Fue hasta tal punto esa amistad, que ellos, se pasaban las horas en nuestra casa; sus padres trabajaban los dos y de alguna manera sabían que estando con nosotros en mi casa y con mi madre, estaban tranquilos. Alguna que otra vez, a Joaquín o a Aurora, se les escapaba un “mama” a mi madre. Una tarde, nos fuimos caminando hasta un barrio cercano, donde mi padre tenía su taller. En la calle anterior hay una gran plazoleta, con columpios y demás artilugios para la diversión infantil. Mi madre se sentó en un banco, con una bolsa con los bocatas de la merienda; y nosotros nos pusimos a jugar. Imagínense en la España de 1979, cuatro niños más bien blanquecinos y flacuchos más otros dos de color…negro, negro, jugando todos juntos en una plaza y pidiéndole la merienda a una mujer blanca.
Mi madre es una mujer con mucho carácter, yo diría que a veces demasiado; algunas veces consigue sacarme de mis casillas (creo que es de las pocas personas que lo consigue…), pero otras veces, reconozco que me tengo que reír con ella. Mi madre recuerda que aquella tarde, mientras nosotros jugábamos y ella estaba tranquilamente sentada, que en los bancos de enfrente, había 2 mujeres que nos observaban a nosotros con cara de estupor, y que miraban a mi madre con la misma expresión. Según me cuenta mi madre, pasado un rato, una de aquellas mujeres no resistió más, y se levanto y se acerco a mi madre preguntándole: “Señora, ¿son todos hijos suyos?” Mi madre, rápida en reflejos le contesto tajantemente: “por supuesto”. La cara de la mujer era un poema, y en vista de aquella contestación, la mujer le volvió a preguntar: “Y ¿Cómo es su marido?” Mi madre que tiene ese sentido sarcástico del humor que nos caracteriza a todos le contesto: “Mi marido es a cuadros…… “
¡Mamá, eres genial!
Por desgracia y aunque parezca raro, a pesar de que ahora en este país estamos acostumbrados a ver por la calle a gente de otras razas, me sorprende tanto racismo. Yo tengo amigos de color, tengo amigos musulmanes, mi compañero de piso es judío y por supuesto, tengo un buen montón de buenos amigos “sudacas” (disculpen la expresión, lo digo con todo el cariño y respeto….). No entiendo el racismo.
Por desgracia y aunque parezca raro, a pesar de que ahora en este país estamos acostumbrados a ver por la calle a gente de otras razas, me sorprende tanto racismo. Yo tengo amigos de color, tengo amigos musulmanes, mi compañero de piso es judío y por supuesto, tengo un buen montón de buenos amigos “sudacas” (disculpen la expresión, lo digo con todo el cariño y respeto….). No entiendo el racismo.
Pd.: Joaquín se casó hace poco, es abogado, como su padre y Aurora, trabaja en el hospital, como su madre, Queta, que es comadrona. Queta asistió a mi madre cuando nacieron mis hermanos pequeños, Tatiana y Alejandro y también asistió a mi hermana Tatiana en el parto de mi sobrina Bárbara…. cuando Queta se la mostró a mi madre no pudo reprimir unas lágrimas de emoción. Queta, cuando me ve por la calle, además de darme un par de besos, me dice: “Don Jose, se ha convertido usted en todo un hombretón”.
8 comentarios:
Desafortunadamente mientras exista la mal informacion seguira existiendo el racismo. es una pena enorme dar cuenta de eso, pero es la realidad.
yo tambien tengo miles de amigos de todos tipos y me la paso genialmente.
tu madre, que buen respuesta le lanzo a la mujer del parque.
recibe un abrazo.
Su madre, genial (como si no la conociera). En cuanto al racismo, siempre ha habido. Ahora aflora más, a mi entender, por dos cuestiones: una que hay más gentes de otras razas en España y otra, que se puede uno expresar en el sentido que le de la gana, cosa que antes no. Es decir, la gente hoy en día no se corta. Antes a fuerza de estar en represión, nadie hablaba en voz alta DE NADA. Ahora todo el mundo tiene derecho a hablar y claro, TODOS los mensajes están en la calle, los buenos y los malos.
P.D.: buen cambio el de su bló.
Luis: De todas las lacras que tiene el ser humano, el racismo quizas es el que más me irrita. Que haya gente que justifique todo tipo de maldad por el simple hecho de ser de otra raza, me parece simplemente repugnante. Un saludo.
Garfio: La madre que me parió a veces es.....Ya lo hemos hablado, el racismo en este pais forma parte de esa incultura, como apuntaba el amigo Luis. Tiene Vd. razón, quizás antes no es que no hubiera, es que no se podia hablar de nada. Por cierto, disculpas y en breve pasare por su bló...paciencia, ya conoce mis ultimos problemillas de comunicaciones...un saludo, y el domingo nos vemos.
Amigo mio, conociendo este tipo de anécdotas uno se explica el porque de como es Vd. A pesar de sus dificultades, sus padres lo han hecho muy bien. Dele un beso de mi parte a "Fifi" Saludos.
Aquí en Brasil o problema no es la color aquí es todo se tienes o no tienes la plata. Se es rico no te importa la color.
Alves: Lo primero, gracias por tu visita, y si, por desgracia a veces no es una cuestión de color de piel, a veces es cuestión de si tienes más o menos dinero. En cualquier caso, es algo deplorable. Un saludo.
sin comentarios mejor no opino
salu2 de izan
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