viernes, 29 de febrero de 2008

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Queridos Navegantes:

He pensado inaugurar una nueva sección para mi blog. He pensado que como me gusta el cine clásico, y que como ahora los fines de semana tengo que buscarme entretenimientos baratos ( a ser posible, sin salir de casa) voy a cada fin de semana a ponerme algún clásico del 7º arte, de esos que todos recordamos y que seguro que habremos visto. Después de visionado, hare un pequeño comentario de la pelicula, dare algún dato interesante y nada, a ver que les parece. Este fin de semana voy a ver una película que hace tiempo que no veo, es la típica comedia años 60, norteamericana, de Blake Edwards.....pero ya lo contare.
Quiero también aprovechar esta experiencia para aficionar a las niñas a que vean un cierto cine, que se salgan un poco de Disney, Barbies y demás cosas tan elaboradas y tan especiales para niños, y que conste que no las critico, pero creo que es interesante que vean otras cosas (tranquilos, no les voy a poner tampoco peliculas de ensayo, ya que no creo que las entiendan, claro que hay algunas que no entiendo ni yo mismo....) Quiero que conozcan a Cary Grant, a Ingrid Bergman, a James Steward, a Groucho Marx, a Doris Day, a Katharine Hepburn, y a tantos y tantos actores que me han hecho pasar tan buenos momentos.
Larga y próspera vida.

jueves, 28 de febrero de 2008

¡¡¡Lo encontre....!!!

Queridos navegantes, he encontrado por fin a mi querido Vulcano. Siempre pensé que Vulcano, mi supuesto planeta natal, era una bonita utopía. Lo cierto y verdad es que el otro día, navegando por este mundo de Internet, encontré que el planeta Vulcano existía.
Parece ser que en el siglo XIX, el Planeta Vulcano fue un hipotético planeta intramercurial propuesto en septiembre de 1859 por el famoso matemático y astrónomo francés Urbain Le Verrier para explicar el corrimiento de 43 segundos por siglo del perihelio del planeta Mercurio. Finalmente en 1915 Einstein explicó el origen del corrimiento perihélico de Mercurio debido a la relatividad: con ello quedó relegado al olvido la hipótesis del nuevo e invisible planeta intramercurial. (lo he puesto tal y como viene en Wikipedia).
Cuando empecé a leerlo reconozco que me emocione y sentí curiosidad, pero a medida que iba leyendo y descubriendo al final que Vulcano no existía, me sentí algo decepcionado. Pero al seguir leyendo líneas abajo, encontré lo que ha sido todo un descubrimiento: La Isla de Vulcano.


Vulcano es una pequeña isla volcánica en el Mar Tirreno, a unos 25 kilómetros al norte de Sicilia y la isla Eolia más al sur. Tiene una extensión de 21 km2 y una altura de 499 metros, contiene varios centros volcánicos, incluyendo uno de los cuatro volcanes activos no subterráneos de Italia. Está unida a la isla de Vulcanello.

Por lo que he leido y las fotos que he visto, me parece un lugar encantador, quiero ir a visitarlo. De momento, aquí les dejo las fotos……..


jueves, 21 de febrero de 2008

1976 (II) Entre nietos y abuelas

No hacían más que oírse huelgas, huelgas y protestas de trabajadores por todos los lados. Había quien auguraba que esto solo era el principio de la hecatombe, que al morir Franco todo se cambiaria a peor. Por si fuera poco, la sombra del terrorismo asomándose cada dos por tres. Y por supuesto, todavía algunos sectores del ejército, la policía y otros afines al antiguo régimen, seguían mandando, y a veces, se les iba un poco la mano. Los sucesos de Zumarraga, en febrero de 1976 saldándose con 5 trabajadores muertos son un buen ejemplo de lo que digo.
















A mi hermano Fernando, 3 años menor que yo, unos meses antes le habían quitado las amígdalas. En aquella época (bueno, y ahora parece que se ha vuelto a poner de moda) era muy normal quitar las amígdalas para evitar las famosas infecciones y subidas de “anginas” como se decía. No paso mucho tiempo desde mi noche sangrienta cuando mi hermano Fernando se acatarró. Aquel constipado no parecía remitir y cierta mañana, mi madre algo nerviosa, llamo por teléfono a mi padre y al rato, llego a casa con mi abuela Concha. Mis padres, junto con mi hermano Fernando, se marcharon al médico, quedándonos al cargo de mi abuela, mis hermanas Elisa y Verónica, y yo.












En aquella época, los trabajadores autónomos como mi padre, no tenían derecho a la famosa “seguridad social”, por lo que nosotros teníamos un seguro médico privado, en aquella época, caro, muy caro. A mi hermano lo llevaron a la Clínica Vistahermosa, un centro privado, donde en esos tiempos, si no pagabas las medicinas que te hacían falta, ellos no te las ponían. En alguna que otra ocasión, mi padre tuvo que ir con el coche a buscar la farmacia más cercana para “comprar” las medicinas que los doctores habían recetado; ya que en el supuesto centro hospitalario no las tenían. Mi hermano ingreso sobre las 11 de la mañana, y el médico que lo tenía que ver, no lo visito hasta las 9 de la noche. Mi madre, antes de salir de casa, le puso uno de mis famosos supositorios solufilina sedante. Cuando mi madre le explico al médico que ella en previsión de lo que tenia mi hermano, le había dado aquel medicamento; el médico felicito a mi madre diciéndole: “señora, le ha salvado la vida a su hijo”. Mi hermano tenía una bronconeumonía doble, y a esas horas de la noche, tenía un pulmón encharcado y el otro casi. Quizás y solo por eso, muchas veces cuestiono ciertos temas como la medicina privada y la automedicación.












Nosotros en casa, ajenos al sufrimiento de mi hermano, seguíamos al cargo de mi abuela. Concha era una mujer de mucho carácter, decir que era “mala” estaría muy feo por mi parte. Provenía de una familia de mineros de la parte de Mazarron en Murcia, viniendo a Alicante a principios de los años 30, donde se puso a servir en una casa. Madre soltera en los años 40 (mi padre, hijo ilegitimo de un hombre casado) volvió a recaer con otro hombre casado y a tener otro hijo (mi tío). Alcohólica, algo egocéntrica y paranoica.











Estando Concha en casa, nos empezó a preguntar que si madre hablaba mal de ella, que ella quería mucho a nuestra madre, pero que nuestra madre no la quería. Vamos que intento manipularnos de mala manera. Cuando llego la noche, en vez de quedarnos en casa, Concha tomo la decisión de que nos fuéramos a su casa en el autobús. Su casa, en pleno centro de la ciudad, era una casa del siglo XIX, un cuarto piso, viejo, viejo, viejo, en unas condiciones casi insalubres. A la mañana siguiente, llamo a mis padres para decirles que “ella no se podía ocupar de 3 niños, que tenía cosas que hacer”. Mi tía Helen, que estaba en ese momento visitando a mi hermano, le dijo a mi madre: “no te preocupes, yo paso a por ellos y me los llevo al Chalet, yo cuidare de tus hijos”.
















Al día siguiente, después de la segunda noche en casa de Concha, Helen paso por su nosotros. Iba conduciendo el famoso Mini que se habían comprado antes de la boda. En el asiento delantero, iba nuestro primo Carlos, de apenas unos meses de vida. Recuerdo el viaje desde casa de mi abuela hasta el chalet de mis tíos en Vistahermosa. Cuando llegamos, a mi me dijo que iba a dormir en una habitación yo solo, y que mis hermanas dormirían juntas en otra. Recuerdo que pasamos unos días muy bonitos allí, Helen se porto estupendamente con nosotros. Mi tía tenía un perro penikes llamado “Marco Antonio”, algo gruñón y con muy malas pulgas. Pero a mi me gustaba más la pastor alemán que tenían como guardiana del chalet, “Vanesa”. Recuerdo como el viernes por la noche, me estaba bañando yo solo en la bañera, y Helen me dijo que si entraba a ayudarme, pero a mi me dio mucha vergüenza y le dije que no. Recuerdo como su hermana, Cristina, me daba conversación. También recuerdo a los padres de Helen, Enrique y Manuela, que también se portaron estupendamente.












Ese viernes empezaba en la televisión una nueva etapa del concurso “un, dos, tres, responda otra vez” en el que todavía estaba como presentador Kiko Ledgard y todavía estaba “Don Cicuta” como jefe de los tacañones. Entre las nuevas azafatas, estaba una que con el tiempo se convirtió en una famosísima actriz, me refiero a Victoria Abril. Por cierto, mis tíos no me dejaron ver el programa, ya que dijeron que un niño de 8 años a las 9.30 tiene que estar en la cama….. Unos días después, mi hermano Fernando ya estaba en casa, algo delicado, pero ya recuperándose. Regresamos a casa, recuerdo las lágrimas de mi madre cuando llegamos, y el abrazo que me dio al verme. Recuerdo lo que nos reímos al contarnos mi madre como mi hermano, insulto a una monja que venia todas las noches a la habitación a ponerle una inyección. Según parece, la hermana era un poco “sádica”. En aquella época, era muy habitual que hubieran religiosas trabajando en hospitales haciendo labores propias de enfermeros/as….











Unos días después de aquello, un sábado por la noche, estaba viendo el programa “informe semanal” y pusieron un reportaje sobre el reciente golpe de estado en Argentina, a manos del General Videla, derrocando a la viuda de Perón, Mª Estela Martínez de Perón, “Isabelita”. Y también recuerdo haber visto un reportaje sobre el primer vuelo comercial del Concorde….

lunes, 18 de febrero de 2008

Habia una vez.....

La mayoría de los cuentos que todos conocemos empiezan así, o también, Érase una vez….Este ultimo fin de semana he estado de retiro en casa, sin salir prácticamente a nada. Trabaje el sábado por la mañana en el otro trabajo (ya se sabe, con la economía como la tengo, necesito “pluriemplearme”). El sábado por la tarde, después de la siesta, mientras veía una película, estaba con mi nuevo ordenador, intentando recargar archivos que tenia en el antiguo. Lucia, mi sobrina pequeña, estaba haciendo los deberes del colegio. Los deberes de Lucia, consistían en leer un cuento y luego hacer un par de actividades relacionadas con el mismo. El cuento era “El soldadito de plomo”, un bonito cuento, que yo recordaba de niño. Pensé que a pesar de ser una bonita historia de amor, es un poco cruel, yo me acordaba que el valiente soldadito cojo y la bailarina de papel acababan los dos en el fuego de la chimenea. Incluso se lo comente a mi hermana Vero, que estaba sentada al lado de Lucia, ayudándole en las tareas. Cuando llego al final del relato, me di cuenta que habían cambiado el final, que el soldadito y la bailarina viven felices para siempre en el cuarto de los juguetes del niño.

Y yo me pregunto ¿es bueno cambiar el final de alguna historia porque no te guste? Me pregunto que tal hubiera quedado Casablanca si Humprey Bogart le hubiera dicho a Ingrid Bergman que mandara a paseo a su marido en el aeropuerto….En cualquier caso, para Lucia me pareció mejor final que el verdadero. Me acorde también de otro cuento, que lo vi en televisión representado en dibujos animados: “El príncipe feliz” y me acuerdo lo que llore al final (para mi vergüenza diré que tenia ya 12 años….) cuando la golondrina cae muerta de frío a los pies de la estatua del príncipe….Lo cierto y verdad es que la vida real es mucho más cruel y que a veces las recompensas solo están en la conciencia de cada uno. Ni tan siquiera los malos son tan evidentes como los lobos, como las polichinelas y como las madrastras. En nuestra época los malos se esconden en la piel de personas de carne y hueso, de intereses económicos, de presidentes de gobiernos corruptos, de generales de ejércitos que se creen los salvadores de la patria, de banqueros avariciosos, de psicópatas que matan porque un día se levantan de mal humor, de traficantes de drogas, de drogadictos que tienen el mono, de fanáticos religiosos o políticos que piensan que por defender sus ideas, vale todo, de maltratadores, de pederastas……..la realidad si que es cruel. Además, todos aquellos personajes que salen en los cuentos, en la realidad son bien distintos. Los reyes no llevan ni capa ni corona, las princesas salen en las revistas del corazón, los príncipes no van a caballo, pero “montan” a todo lo que se les pone por delante, los lobos trabajan en Walk Street y no se comen a las abuelitas, simplemente las desahucian y las echan de sus casas, Pinocho sale en los programas del corazón, lo que pasa es que lo único que le crece es la cuenta bancaria, y los tres cerditos aprovechan la burbuja inmobiliaria para forrarse. Blancanieves esta en la Isla de los Famosos y La bella Durmiente esta de jurado en Operación Triunfo….y yo, que a mis cuarenta, me he convertido en “gruñon”…..


Y hablando de cuentos, estamos casi en el punto de partida de la campaña electoral aquí en España. Ya en estos días de precampaña se han dicho de todo menos bonitos…. ya sabemos que esto forma parte del espectáculo. Para colmo de males, tengo a mi jefe algo Marianista, simpatizante de uno de los dos grandes partidos que me esta haciendo desde hace meses, campaña para que me haga de su ideología (a lo Darth Wader: “Luke pásate al lado oscuro…..”) simplemente porque le dije que no era de su partido y él automáticamente pensó que era del otro, como si en este país no hubieran más partidos o simple y llanamente que no soy de ninguno (cosa muy habitual también por cierto en este país, si no eres del Real Madrid, ya se sabe, eres del Barça….) Y por otro lado tengo a mi querida madre, Zapatera, que en estas épocas se convierte en “Dolores Ibárruri, la pasionaria” (¡¡¡a las barricadas!!!) y nos moviliza a todos para que vayamos a votar, claro esta, a su partido. Simplemente voy a parafrasear a Jose Luis Coll, un gran humorista español, que en la revista Interviú, hace ya unas décadas escribía una especie de diccionario con definiciones. En un número de la revista, también en época de precampaña apareció lo siguiente:



- Cuento: Caperucita Roja, Blancanieves y los siete enanitos, Los tres cerditos, Pinocho, etc., etc.



- Promesas Electorales: Caperucita Roja, Blancanieves y los siete enanitos, Los tres cerditos, Pinocho, etc., etc.


En fin, que Dios nos coja confesados……y colorin-colorado, este cuento se ha terminado.

martes, 12 de febrero de 2008

1976 (I) Tetas, Globos y Dirigibles

Entre los juguetes que me trajeron ese año “los reyes” recuerdo en especial un bonito SEAT 127 de color verde oliva que se le abrían todas las puertas y los capots. Recuerdo también el primer programa de “La clave” de Jose Luis Balbín, aquella música de los créditos daba mucho miedo. El programa versaba sobre los espías, y fue interesante ver un debate en televisión, ya que hasta entonces, no es que hubiera muchos programas como aquel en televisión.










No se porque pero se respiraba otro ambiente, y también se notaba en la calle. A pesar de que seguíamos rigiéndonos por las leyes fundamentales del régimen franquista, en la prensa, por ejemplo, había cierta relajación con respecto a la censura. Empezaron a aparecer poco a poco, revistas de opinión, y como no, revistas en las que aparecían mujeres desnudas. Esto lo recuerdo como una auténtica revolución. Mis padres en lo que se refiere a la “censura” con nosotros, sus hijos, habían sido muy permisivos. Cuando en televisión aparecían aquellos famosos rombos avisando que el contenido del programa no era apto para menores, mis padres no hacían mucho caso. También es cierto que lo que en aquella época, y bajo aquel gobierno, se consideraba no “apto”, ahora nos daría risa. Por otro lado, mi padre en su taller, en la oficina, tenía alguna que otra revista que le había traído algún amigo camionero del extranjero. Eran revistas eróticas, no pornográficas, y aquellas revistas yo alguna que otra vez ya les había pegado algún vistazo. Por eso, cuando mi padre, en el kiosco de toda la vida, donde los domingos compraba el periódico y a nosotros alguna que otra baratija de niño, empezó a comprar aquellas revistas de desnudos, fue un gran cambio. Recuerdo como cierto domingo (quizás no fuera exactamente a principios de 1976) vino mi abuela Concha a comer a casa. En la mesa bajita de delante de los sofás, mi padre tenia ahí la revista “Interviú”, famosa por sus artículos de interés y como no, por sus desnudos de famosas en sus páginas centrales. Mi abuela le armo una bronca a mi padre porque según ella, “aquello era de muy mal gusto y vaya ejemplo tan asqueroso que le estas dando a tus hijos”….Mi padre le respondió que él no consideraba que el cuerpo humano fuera algo asqueroso, y que él quería que sus hijos no tuvieran tabúes ni perjuicios. No se si lo habrá conseguido…..Entre todas aquellas bellas mujeres ligeras de ropa, quizás destacaban dos en concreto, Agata Lys (nuestra particular “Marlilyn Monroe”) y Susana Estrada (una especie de “Cicciolina” a lo español).



















Aquellas tardes de invierno al acabar a las 5 el colegio, recuerdo que volvía a casa, merendaba y me ponía a jugar con mis hermanos. Al rato, empezaba la programación infantil en televisión. Recuerdo el programa presentado por aquella presentadora, tristemente desaparecida, Mª Luisa Seco. El programa se llamaba “un globo, dos globos, tres globos”. Recuerdo también como en aquella época, no hacia más que recopilar sellos, esa nueva afición que había empezado. Toda carta que encontraba por casa, le recortaba el sello, lo metía en agua para despegarlo del sobre y lo metía en una caja metálica que tenia donde los guardaba. Empecé a atesorar sellos, sobre todo, los clásicos con la efigie de Franco. Recuerdo las primeras monedas que empezaron a circular con la efigie del Rey, Juan Carlos I rey de España.




En los telediarios seguían apareciendo noticias de “elementos subversivos”, de numerosas huelgas “ilegales”, así como se hablaba de la sombra y presencia del terrorismo. En mi inocencia de niño, pensaba que aquello del terrorismo consistía en que por las noches, entraban aquellos malvados en una casa normal, como la nuestra, y se dedicaban a darnos sustos. Esa sensación de cambio que he dicho al principio también se notaba en la calle, la gente estaba nerviosa. Se hablaba también de crisis económica, de desempleo, de cierre de fábricas y de inestabilidad política. Pero había algo de lo que también se hablaba y mucho, AMNISTIA. Recuerdo también que por las calles, en paredes y muros, aparecían pintadas con las palabras “amnistía y libertad”.






Una noche de aquel invierno, me encontraba bastante mal de mi enfermedad. Todos ya se habían acostado, pero yo no podía dormir. Antes de acostarme, mi madre ya me había dado todas las medicinas que debía tomarme en caso de estar con mis ataques. Entre ellas, recuerdo los famosos supositorios de Solufina Sedante. Aquellos “misiles anales” me descomponían algo el estómago. Aquella noche, después de un retortijón de barriga, me tome un vaso de agua y casi me asfixie al tragarlo. Un rato después, viendo que no se me quitaba el asma, mis padres se levantaron y decidieron llevarme a un dispensario médico para que me pusieran una inyección de cortisona. Aquella inyección era como mano de santo. Me llevaron a lo que se conoce por aquí como “la casa de socorro”, en pleno centro de nuestra ciudad. Cuando llegamos allí, subimos al primer piso y nos dijeron que debíamos esperar, que el personal médico estaba operando a un accidentado de un accidente de coche. Cuando salió el médico, iba con su bata completamente ensangrentada, parecía un carnicero. Aquello me asusto un poco. Durante la espera, había estado mirando por la ventana, enfrente del edificio estaba el cine Ideal, y en su fachada en aquella época, todavía ponían esos enormes carteles pintados con la película que ponían en ese momento. Recuerdo como me impresionó el cartel de la película, y que le dije a mi padre que cuando estuviera bien, que me llevara a verla. Era un dirigible explotando, el dirigible “Hindenburg” y la película del mismo título, protagonizada por George C. Scott y Anne Brancroft (Mrs. Robinson, ya saben, la de “El Graduado”….). Al volver a casa, algo extenuado, y ya bastante mejor del ataque de asma, mi padre me llevaba en brazos. Me acuerdo que me pregunto se me había meado encima, ya que noto que mi pijama estaba húmedo. Yo le dije que no, y al llegar a casa, resulta que me sangraba donde me había pinchado el médico. No era nada grave, con unas friegas de alcohol, la hemorragia ceso. Fue lo que llamaríamos una noche sangrienta.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Historias "fermosas"

Ciertamente creo que no soy tan buena influencia para las niñas. Muchos fines de semana, que es cuando realmente paso más tiempo con ellas, me gusta si no salimos a ningún sitio, ver alguna película con ellas. Lógicamente, a veces eligen ellas y me toca ver una de tantas aventuras de “Barbie” ……Pero a veces, soy yo el que elige, y en eso radica la conclusión de que no debo ser muy buena influencia. El otro día les puse una película de Marisol (si, ya lo se lo que estarán Vds. pensando, trasnochadas, ñoñas y demás adjetivos….) y lo mejor de todo es que a ellas les gusto.



La película se titulaba “Cabriola”, es de 1965, y estaba dirigida y producida nada más y nada menos por Mel Ferrer. Entre el elenco de interpretativo estaba también como co-protagonista el rejoneador Angel Peralta, haciendo de él mismo en la película. Según la película, Marisol y su hermano, se dedican a recoger basura por las calles de Madrid en un carro tirado por un caballo, llamado Cabriola y que Marisol lo viene entrenando para el rejoneo. La intención de Marisol es venderlo a Angel. Y en fin, se imaginaran que con semejante trama, Angel acaba enamorándose de Marisol y como en todas aquellas películas, al final son todos felices y comen perdices. Digno de mencionar son las canciones que interpreta Marisol, entre ellas el tema principal, llamado Cabriola.



Todo esto podría resultar una bonita historia si no fuera porque mi madre, nos contó el final verdadero de la historia. Mi madre es aficionada a los toros, desde muy pequeñita iba con mi bisabuelo a la plaza de toros de nuestra ciudad, ya mi bisabuelo se puso a trabajar allí después de la guerra civil. Ella, sentada incluso en mejor sitio que en “barrera” ha visto a las grandes figuras del toreo de los años 50. Cuenta incluso la anécdota de que Alvaro Domecq, otro gran rejoneador, en una corrida de rejoneo, al verla allí sentadita, tendría mi madre aproximadamente unos 5 ó 6 años, la agarro y la subió en su caballo, dando un par de vueltas al ruedo.


La historia de Cabriola es más o menos cierta, el caballo preferido de Angel Peralta era el de la película, Cabriola, lo que ya no sabemos es como lo consiguió Angel, si lo que cuentan en la película es cierto o esta basado en realidades. El final de Cabriola lo presenció mi madre en una corrida de rejoneo a finales de los 60, cuando aquel precioso caballo sufrió una cogida por parte del toro que en ese momento Angel lidiaba. Mi madre, algo morbosa, incluso nos contó el chorro de sangre que salió del cuello del animal, herido de muerte en la plaza de toros de Alicante…..

Espero que si algún día decido ver Titanic, que mi madre no me sorprenda con alguna historia de algún familiar nuestro que viajaba en el mítico trasatlántico.